Otras sincronías que se sucedieron en la feria del libro de Oaxaca en 2013
Impluso imparable de ir Oaxaca
Hector, un terapeuta de Monterrey había sentindo mucho no poder asistir al curso que celebré en esa ciudad, porque estaba en Mexico DF por viaje de trabajo. Poco después estuvo unos días de descanso en las Cabañas de San José y a su regreso sintió el tremendo impulso de pasar por la ciudad de Oaxaca, sin saber porqué. Allí se encontró con que se celebraba la feria del libro con la intención de pasar ahí la noche. Llego a la feria y se encontró con una grata sorpresa. En unos minutos Josep iba a empezar una conferencia de presentación del libro.
Coincidencias en el aeropuerto del D.F.
En mi último viaje a México me dirigía hacia Oaxaca para presentar un libro. Ya en el aeropuerto del D.F. me detuve en una enorme sala esperando el anuncio de la salida del vuelo en la pantalla. Después de un buen rato sin noticias me senté en una de las butacas, y justo en ese momento anunciaron que el vuelo saldría con más de una hora de retraso. -Vaya —pensé— tengo que avisar a quienes me están esperando allí. Busqué en mi celular el número de la persona que debía recibirme, pero debido a un baile de prefijos telefónicos no podía realizar la llamada. Entonces pregunté a una chica que estaba sentada justo a mi lado, y ella me indicó el prefijo correcto. Me relajé cuando descubrí que el retraso de mi vuelo encajaba perfectamente con los planes de quienes debían recibirme, que también iban con retraso. Decidí entonces disfrutar de mi tiempo en el aeropuerto viendo un campeonato de surf en una de las grandes pantallas de un bar. Cuando escuché el anuncio de la salida del vuelo por megafonía, me dirigí hacia la puerta de embarque y me situé en la cola. Allí me di cuenta de que me había colocado justamente detrás de la misma chica a la que le había preguntado sobre los prefijos. -Vaya –pensé-, también se dirige a Oaxaca. Al buscar nuestros asientos descubrimos que nos los habían asignado contiguos. Una vez acomodados y observando esta tercera coincidencia, no tuve más remedio que preguntarle a qué se dedicaba y cuál era el motivo de su viaje a Oaxaca. Para mi sorpresa, me dijo que era periodista y que iba hacer unas entrevistas para una cadena de informativos culturales en la feria del libro de Oaxaca. Entonces le dije que quizá me podría entrevistar a mí, dado que iba a presentar un libro en esa ciudad. La verdad es que ni siquiera sabía que esos días se celebraba allí una feria del libro y esa información me llegó en el momento justo para añadir otra entrevista de radio a mi agenda y presentar el libro también allí. Además, al profundizar en la conversación que empezó a través del libro, resultó que le proporcioné unas claves muy útiles para resolver una situación personal complicada por la que estaba atravesando. De hecho, todavía recibo de vez en cuando un e-mail suyo explicándome cosas que le han ocurrido después de nuestro reincidente encuentro. Las coincidencias se siguieron sucediendo durante mi participación en la feria del libro y en el curso que di a continuación.
¿En serio?
Veamos el caso de Patricia, una cirujano de Oaxaca, que vio uno de mis videos en Internet y tuvo el impulso de asistir a uno de mis cursos. Ella no sabía cómo podría ir, ya que no se le ocurría la manera de organizarse para desplazarse a España. Lo que no podía imaginar es que yo estaba en México, y menos aún que iba a estar en su misma ciudad solo dos días después y, además, dando el curso al que ella quería asistir. Aún sin saberlo y motivada por otra actividad, el día del curso pasó casualmente por delante del centro donde este se realizaba. Allí vio repentinamente el cartel anunciador y, estupefacta por semejante sincronía, irrumpió en la sala en mitad del evento pidiendo permiso para contar su historia y quedarse. Ella no dejaba de decir: -¿En serio? ¿Es esto real?